• Reportaje:

LA TORTILLA NUESTRA DE CADA DÍA.

 

Por: Joel F. Gálvez Vivar / Ricardo García Jiménez / APIM.

Santiago Ayuquililla, Oax. (15/09/2017).- En el horizonte de esta comunidad mixteca cubierta por los primeros rayos del sol, se alcanza a ver en el paisaje del amanecer serrano puntos de luz titilando anunciando que los fogones empiezan a quemar los primeros trocos de leña. El humo blanco corta el todavía obscuro que cubre las calles y caminos de Santiago Ayuquililla.

Con los ojos llorosos por el humo que expira la leña que arde, así comienza la pesada jornada de hacer totillas de cientos de mujeres de las comunidades mixteca. El olor a leña quemada, el calor que cobija el fuerte frio del amanecer y las primeras gotas de sudor en la frente, vaticinan un día sin descanso.

Guadalupe Aguilar Ortigoza originaria de esta localidad,  es conocida como Doña Lupe por sus vecinos, y nos narra que la tarea de cientos de miles de mujeres mixtecas que viven en localidades rurales deben de saber hacer tortillas hechas “a mano”, ya que es por costumbre del pueblo que las mujeres sin importar edad deben estar en contacto con las madre tierra. Y el maíz es fruto de madre tierra que está asociado al carácter femenino. Por eso, señala la entrevistada, sólo las mujeres deben hacer tortillas.  

  • tortilla 01
  • Doña Obdulia Ortigoza Velásquez.
  • Doña Lupe, junto al caliente comal de barro voltea una y otra vez las tortillas que se cosen, nos platica que la tortilla forma parte de la alimentación diaria de su familia. Señala que todos los días muy de temprano y por las tardes tiene que elaborar alrededor de 40 tortillas para que estas puedan acompañar otros alimentos como huevos, frijoles, quelites, y debes en cuando pollo y carne.

    A la par que Doña Lupe nos platica, comienzan acercarse al fogón las diminutas figuras de varios niños que titilan de frio, buscando la tan deseada tortilla, sale a relucir la miel, rábanos, sal, y otras yerbas comestibles, los niños toman del cesto la tortilla que comerán para iniciar con alegría las diferentes tareas que el campo demanda.  

    Doña Lupe, apurada “echando tortilla”, nos platica que su jornada comienza cerca de las 4:30 de la madrugada, pues debe tener listas un manojo de las mismas para que los hombres tengo que comer antes de comenzar las faenas del campo.

    Atentos y escuchando la narración de Doña Lupe, aparece Doña Obdulia Ortigoza Velásquez, suegra de Doña Lupe. Quien de manera desconfiada da los buenos días a los visitantes; además de darles los buenos días, comienza a dar  los primeros regaños e indicaciones a sus hijos y nietos que también comienzan a rodear el fogón.

    Doña Obdulia se lava las manos y se acerca al comal, tomado una bolita de masa que comienza a amasar, también aparece la diminuta figura de Jazmín de seis años de edad, que comienza a colocar pequeñas varas de madera al fuego quien atenta observa lo que ocurre alrededor con la presencia de periodistas de APIM.

    Las mujeres después de unos minutos más están rodeadas de hijos y nietos, unos ayudando, ya sea empujando la leña al fogón, cortándola y atizando, para que el comal este caliente y puedan cocerse las tortillas; otros esperando a que esté listo el almuerzo.
    Presurosa Doña Obdulia, aviva la llama abanicando con una trozo de hoja de cartón, al tiempo con la palma de sus manos toma un gajo de masa, salpicándola de agua, haciéndola una bolita, continua la plática de la importancia que tiene la el saber hacer las tortillas como parte de la tradición familiar.

    tortilla 02
    tortilla 03

    Nos narra Doña Obdulia que ella aprendió hacer tortillas por la enseñanza de su madre, abuela y bisabuela. Ya que es tradición que las mujeres sepan hacer todo el proceso que comienza con el recoger las siembra, concentrar las mazorcas en un espacio, desgranar,  un la tarde del día anterior, ponen a cocer el nixtamal, para que la mañana del nuevo día, moler o martajar el nixtamal. Pero ahora, señala, ya es más fácil ya sólo se compra la masa y se prende el fogón y se hace la tortilla.

    Doña Obdulia, tras del metate y frente al comal, nos sigue contando de la ardua labor que exige hacer tortillas, y como estas son una producto del alma de los pueblos indígenas, ya que en el amasado, parte de la esencia de las mujeres, sus sentimientos y estados de ánimo se impregnan en las tortillas. Dice Doña Obdulia, que cuando una tortilla tarda en coserse, es que la mujer tiene un carácter pesado, pero cuando la tortilla se cose rápido y se infla, eso es señal que la mujer tiene buen sentimiento.  

    Así como doña Obdulia, cientos de mujeres mixtecas, cargan acuestas distintas y rudas labores del campo, del hogar, de la crianza de los hijos, la vigilancia y protección de su comunidad y que no importando las enfermedades, malestares y dolores tiene que estar “al pie del comal” para tener listas las tortillas que son producto del corazón de las mueres y de la madre tierra.

     

    Fotos: Karol Joseph Gálvez López